lunes, 3 de octubre de 2011

Les voy a contar una historia...

Cecilia no podía creerlo, mientras daba el examen que definiría sus próximos 5 años, cómo podía haber gente que tomara aquello tan a la ligera.

-          ¡Profesor, no entiendo, la pregunta 5! – Gritaba una chica preciosa de enormes ojos celestes en la primera fila.

“Dios, y ¿qué quieres que el profesor haga?”
La pregunta 5 había quedado atrás hace por lo menos 20 minutos, estaba por la pregunta 38.

Vio al chico que le pareció tímido y bastante simpático sentado a dos filas de ella. Se veía tan nervioso. Hace algún momento lo había visto con su mamá en la recepción. Igual que la chica con el cutis más bello que había visto en su vida; ella, con el estrés del examen, estrenaba un grano más en la frente sudada.

Una vez concluida la prueba, se sentía cansada, no sentía que había hecho un mal trabajo, pero si aquella prueba era para los mejores alumnos, entonces la competencia debía ser realmente fuerte. Lo mejor era, no poner tantas esperanzas en aquello.

El fin de semana pasó tranquilo. Cecilia leyó algunos libros, practicó algo de  guitarra, pintó uno que otro dibujo rápido, vio televisión. Amaba ese tipo de cosas. Era su mundo.
Llegó el lunes y como eran vacaciones no tuvo mucha prisa en despertar; sin embargo, los alaridos entusiasmados de su madre la levantaron inmediatamente intuyendo que solo podía deberse a buenas noticias. Y así era: Cecilia dentro de dos meses empezaría becada su carrera de ingeniería en la Universidad.

Su padre, quien se encontraba de viaje por asuntos de trabajo, la llamó emocionado. La felicitó, incluso más orgulloso de lo que podía expresar. Su madre la abrazó muy fuerte, le dijo que le había facilitado tanto las cosas, ya que sin esa beca tendrían que haber evaluado otras opciones, pues no podía permitirse tal gasto aunque aquella fuera la mejor Universidad para su carrera. Así estaban las cosas, la familia de Cecilia apenas estaba recuperándose de una terrible época de escasez.

-          ¿Cecil, estás lista? Llegaron las chicas.
-          En un momento bajo, mamá.
La voz de su madre la sacó de sus pensamientos. Se encontraba recordando cómo eran las cosas, hace 5 años. Parecía que aquella historia le pertenecía a una chica distinta, cuya vida nada tenía que ver a la de ella.
Mientas se miraba al espejo dándose las últimas retocadas pensaba “Qué tan paradójica podía ser la vida”. Ahora la chica del cutis impecable y de porcelana era ella, la chica de los enormes ojos celestes acaba de llegar y estaba esperándola abajo con el resto de sus mejores amigas, y de aquel chico lindo y de sonrisa tímida con su madre no volvió a saber nunca más nada.
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Es genial como suele mejorar la vida! Gracias a la amiga que inspiró este post, realmente es magnífico ver como una persona puede cambiar tanto! Todo es cuestión de actitud, así es como realmente percibo su vida haciendo una comparativa entre ahora y 5 años atrás!

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